En las primeras décadas del siglo XX, era costumbre en España, que las familias ricas que no tenían herederos forzosos, a su muerte, dejasen la vivienda y el capital, para los pobres, bajo la tutela de un Patronato formado por personas con representación oficial. Así es como surgen multitud de Fundaciones, entre ellas la “Fundación Rojas”.
“Fundación Rojas”, en Maracena.
El matrimonio Rojas, vecinos de Maracena, en la calle San Antón (lo que ahora es la Casa de la cultura), no tuvieron hijos, hicieron testamento, dejando su casa y su pequeño capital para crear una residencia de ancianos y escuelas para niños y niñas.
Dejan como Presidente del Patronato a su sobrino mayor, (que lleva el apellido Rojas) y forman parte del Patronato el párroco del pueblo, el Alcalde y el capellán de un convento de Granada donde la señora Rojas oía Misa todos los días.